Expertos recomiendan cómo traducir la Biblia al contexto islámico

Traducir la Biblia para los musulmanes

¿Cómo traducir “Dios Padre” e “Hijo de Dios” a un contexto musulmán? La cuestión causó gran revuelo hace poco más de un año, cuando muchas voces criticaron el trabajo de traducción de Wycliffe y SIL, dos agencias especializadas en traducir la Biblia a diferentes contextos culturales. Tras involucrarse la Alianza Evangélica Mundial (AEM), se creó un panel de 12 expertos de trasfondos muy distintos que ahora han dado a conocer sus conclusiones.

“Recomendamos que cuando las palabras ‘padre’ e ‘hijo’ se refieran a ‘Dios el Padre’ y al ‘Hijo de Dios’, se traduzcan estas palabras siempre con las palabras familiares equivalentes más directas en el contexto cultural de los recipientes”, dice el primer punto del texto redactado por los expertos.

El documento reconoce que “hay un potencial significativo de malentendido de las palabras ‘padre’ e ‘hijo’ cuando se aplican a Dios en lenguas marcadas por culturas islámicas”. Por ello, se propone añadir a las palabras directas “padre” o “hijo” adjetivos explicativos como “Padre celestial” al referirse a Dios Padre o “Hijo divino”, “Hijo eterno” al definir a Jesús. El objetivo debe ser “clarificar” lo que la Biblia está diciendo y evitar confusiones que dañen la “comprensión del evangelio por parte del lector”, de origen musulmán.

También es importante traducir los textos teniendo en cuenta que el concepto “Hijo de Dios” toma diferentes matices a lo largo del Nuevo Testamento. Los expertos piden que los traductores ayuden al lector de contexto islámico a discernir el significado profundo de la expresión con clarificaciones como “el Ungido Hijo de Dios” o “el Real [de realeza] Hijo de Dios”.

El grupo cree que algunas polémicas pueden haber llegado porque en algunas versiones de la Biblia se ha “sobrecargado la traducción al intentar abordar demasiados significados posibles o malentendidos”.

En este sentido y en referencia a la metodología, el panel propone que se “expongan” los materiales en proceso de traducción a pruebas con personas de un contexto islámico, con el objetivo de analizar su reacción a los textos de traducción difícil.

Además, los equipos no deberían esforzarse en conocer sólo la opinión de la audiencia primaria de sus traducciones bíblicas (los musulmanes no creyentes) sino también la de su audiencia secundaria, como por ejemplo los cristianos miembros de las iglesias locales en contextos islámicos. Sus valoraciones también deben ser tenidas en cuenta.

Por eso, se propone hacer enfoques diferentes en la traducción de los términos “padre” e “hijo” dependiendo de si el texto se dirige a creyentes ya conversos (y con mayor comprensión de conceptos como la Trinidad) o lectores que entran en contacto con el mensaje cristiano por primera vez.

En el panel han participado lingüistas, teólogos, misionólogos y expertos en Biblia de diferentes partes del mundo, incluyendo a personas que viven en contextos islámicos. El grupo trabajó independientemente y con el acuerdo previo de que sus resultados no tenían por qué representar las opiniones de la AEM.

El comité de 12 expertos (seleccionados de una propuesta previa de 86 personas), se reunió en Toronto (Canadá) el pasado noviembre para abordar las críticas (llegadas de líderes cristianos en Turquía, por ejemplo). Algunas voces opinaron entonces que varias traducciones bíblicas eran teológicamente inadecuadas porque contextualizaban demasiado las personas de la Trinidad a la cultura musulmana, hasta el punto de perder su significado bíblico.
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