Una mujer cristiana china ha sido arrestada por el gobierno dictatorial de Xi Jinping, por celebrar reuniones de oración en su propia casa. Ella dijo que vio a Dios actuar en medio de esta situación. "Mi fe en Jesús se fortaleció", expresó.
La mujer, Xiao Ai (no es su nombre real por seguridad), de 40 años, dijo que sabía que un día la persecución llegaría a su puerta y que solo era cuestión de tiempo. Ella y algunos otros cristianos solían reunirse en su casa para los cultos regulares.
A pesar de los riesgos, el grupo hizo un cronograma de las reuniones y acordó que, el día que apareciera la policía, solo el líder asumiría la responsabilidad y afrontaría las consecuencias. De esta manera, otros cristianos estarían protegidos.
Cuando llegó ese día y Xiao vio al guardia entrar a su casa, no dudó en afirmar que ella era la responsable de la reunión: “Soy la dueña de esta casa y responsable del culto. Mi madre está enferma, así que invito a mis amigos a venir aquí y orar por ella. Soy la única responsable”.
Cuando la mujer fue arrestada, dice que vio a Dios actuar en su celda y que no se sintió limitada. Para ella, era solo un espacio diferente donde podía continuar practicando su fe en Jesús, además de poder compartir el Evangelio.
Ella dice que los policías necesitaban realizar tareas domésticas por la noche, y mientras todos dormían, ella oraba.
“Creo que el Señor tenía dos grandes objetivos para mí: primero, que yo evangelizara a mis compañeros de prisión, ya que necesitaban escuchar las buenas nuevas. Aunque no lo crean, hice mi parte. Y segundo, estaba tan ocupada en el ministerio que no me detuve para profundizar en Dios. Y allí, solo éramos Él y yo”, dijo.
Dictadura china contra la Iglesia de Cristo
El actual líder chino, Xi Jinping, cree que los cristianos tienen una gran influencia occidental y extranjera, por lo que considera la religión cristiana es una amenaza.
Hasta ahora, muchas iglesias han sido cerradas e incluso el gobierno impone restricciones en Internet. La cristiana Xiao Ai es solo un ejemplo. Fue encarcelada durante 10 días por organizar una iglesia en casa y tendrá que lidiar con la presión de las restricciones religiosas chinas para continuar siguiendo a Cristo.
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